domingo, 17 de mayo de 2009

Dino Walls: Modernos Martirios


La pintura y la medicina; dos antiguos conocimientos que se disputaban las salas de anatomia, convergen misteriosamente en la creacion de Dino Walls.

El atavio de sus personajes nos recuerda a los de Van Eyck, la luz eterea y dorada, la pose hieratica, suspendida en un instante de fe, nos remite al icono ruso; al tiempo que esa fulguracion oscura se yuxtapone a la luz fria e indolente de la fotografia cientifica, la luz del investigador que recoge evidencia de la llaga, del signo corporeo con el que se codifica un atlas nosologico.



La postura del martirio y el extasis se conjuga con otras en las que el personaje adopta la postura de la maniobra semiologica medica. El dorado perdura en los fondos donde los instrumentos del martirio clasico se reemplazan por los de la parafernalia quirurgica.


La mirada levantada del sufriente desciende y encuentra los ojos del otro, se hace confrontacional. Se hace horizontal, interroga, inquiere a su inquisidor. Mas alla de nuestros modernos ritos medicos, sustentados por una bateria de actas y actos sustentables; Wall advierte este interregno del ser que no es asido por Dios ni por el hombre, este lugar donde la mirada de sus personajes boga eternamente sin encontrar orilla.

Podemos encontrar en la obra de Walls mas alla de algunas inmersiones en la estetica del neoclasicismo y el surrealismo algo banales por su candidez compositiva; un verdadero aporte en la estructura del retrato. Esta originalidad esta basada en la intervencion de un segundo personaje en el foco del retrato, el cual no solo se retrata sino que adecua al retratado a una postura arbitraria e indolente. Es esta adecuacion del retratado la que recoge Walls de la mensuracion y observacion cientifica y la articula en un mensaje acerca de ese nuevo martirio que es el proceso diagnostico moderno.

Esta arbitrariedad en la composicion logra un equilibrio dramatico bellisimo en el Unciae Oblationis, un poliptico de 12 piezas donde diseccion anatomica, piedad y tortura se disputan el cuerpo cristico del personaje quien ajeno a todo narcotico asiste a su desmembramiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario